La conspiración del prepucio y la pus - "Se reventó la burbuja de la honestidad valiente"
Riájale. Bejarano con las manos en la masa. Tomando fajotes de billetes. Mucho más macizo el asunto después de lo de Gustavo Ponce, ex secretario de Finanzas del GDF, y la negociación del soborno por parte del Niño Verde. Tómala. Cuatro de cuatro. El Verde pide licencia, Ponce y Ahumada se escapan y Bejarano deja todo. Me imagino tan bien el calambre que sintió René cuando Brozo le mostró el video en televisión nacional. Tratando de defenderse ¡admite que cometió un delito electoral! Aún no termina su entrevista, pero Bejarano sabe que ya valió. It’s all over, baby. Tendría que dejar sus aspiraciones políticas y quizá, tal vez, correr. Dolores Padierna, diputada y esposa del perredista rompió en llanto cuando le preguntaron que cómo veía el asunto. Es imposible no sentir placer ante su dolor. ¿Acaso escuchó Lola nuestro llanto cuando cerró el Titanium? Claro que no. Lola, la valiente, se desmoronó. Y con ella, empieza el colapso de toda una corriente política. El PRD se tambalea y comienza la carnicería. Roberto Madrazo, como todo político feliz con la circunstancia, llama a la calma y la prudencia pero acusa a quien ahora ve como el verdadero adversario: el gobierno federal. Después René implica a López Obrador directamente. “He hecho unas cosas por él que ni te imaginas”. Sudor frío recorre la frente de Leonel Godoy, hundido en la peor crisis del PRD. AMLO, igualito que el Niño Verde, recurre a la Gran Teoría del Complot. Son esas fuerzas oscuras y malignas, dice. Que Salinas, que el gobierno Federal, que la ultraderecha. Todos están tras de mí. Pero vamos más lejos, deciden. Vamos a decir que me quieren matar. Sólo así aplastamos el escándalo. Marcelo Ebrard, de la SSP, será el vocero ante López Dóriga. Ebrard usa como argumento contundente que Ahumada no quiere a AMLO como presidente. No, pues perdón por opinar. Lo desliza: hay riesgo, hay peligro, si esto no le baja la popularidad, quizá AMLO sea el nuevo Colosio. De plano. Mejor un rumor poderoso que una verdad dañina. Pablo Gómez, entonces, apoya la teoría y la complementa con una reflexión brillante: “Andrés Manuel dice que lo den por muerto, no quiere decir que él está muerto; quiere que lo demos por muerto, pero no está muerto... Evidentemente”. Eso, amigos y amigas, es claridad mental. En su defensa, López Obrador dice “Bejarano ya no es mi amigo”. Córtalas, córtalas, para siem-pre, ya no vuel-vo a dar-te cham-ba. Fox, sospechosamente, sigue necio con su rollo de que hay que ser éticos. En un desayuno, y demostrando su excelente buen gusto, dice que “La herida de la corrupción está supurando; está supurando pus y pronto el cuerpo sanará”. Los empresarios canadienses que lo escuchan pierden el apetito por sus crepas de huitlacoche ante la imagen. Bejarano, en un patético esfuerzo por mostrar que la neta no le duele, le dice a un reportero de Crónica que no le va a contestar preguntas. Luego soltó una carcajada: “Já-já-já-já-já, no me lo tome a mal, gracias”. Demasiado prozac, quizá. Padierna se recupera y ataca con todo a Rosario Robles. Le pusieron una trampa a mi hombre. Se le unen algunas voces. Acusa a Carlos Imaz, cuate de Chayo, de haber recibido dinero de Ahumada. ¿Es mi imaginación o cuando Bejarano está nervioso habla como si estuviera borracho? Al menos, sus declaraciones son delirantes: todo es culpa de Marta Sahagún, porque me tiene miedo. Videito habla, carnal, videito habla. Mientras tanto, Jesús Ortega le entra al debate para asegurar que él sí es bueno y prócer de la honestidad. Ante Brozo, asegura contundente: “Los rifles de alta precisión le están apuntando al prepucio de Andrés Manuel”. Oooorale. ¿No se ha hecho la circuncisión el Peje? ¿Cómo lo sabe Ortega? Robles se defiende, casi siempre llorando. “No tengo nada que ver”. Jura que es honesta. Hablando de sí misma en tercera persona, dice “Yo creo que hay mucha gente, miles en el partido que quieren a Rosario Robles y yo quiero al PRD”. Ojalá fuera un problema de cariño. Después Carlos Imaz desmiente a Rosario, y dice que ella le presentó a Ahumada. Que el empresario le dio lana, pero fue en la precampaña. “Lo hice por Rosario, fui su mandadero”. Sálvese quién pueda. Traiciona a tus amigos, vende a tu hermana. Todo se vale. Qué cobarde saliste, Carlitos, qué cobarde. El GDF echa el aparato: investigan la casa donde vive Robles, qué es o fue de Ahumada. Siente la presión, le están diciendo. No vas a salir limpia de esto. También buscarán expulsarla del partido, a ella y a todos sus cuates. La política es despiadada. Y siguen gritando: es culpa de Marta, de Creel, de Salinas, de la Nomenclatura, de Fox, del Genio del Mal, de los “intereses”. Me quieren destruir, alega el jefe de Gobierno. Pues claro, en este país, todos quieren destruir a todos. Gran novedad. Ahumada y Ponce ya se fugaron. Además, resulta que son cuates, lo cual explica todo: Ahumada vio que iban sobre su amigo apostador y soltó el video antes de que se descubrieran sus cochupos. Los Verdes recurren, igual que AMLO, a la estrategia de “ellos son más rateros que nosotros”, como si eso cambiara algo. Pero el Peje no asume ninguna responsabilidad. Como servicio social, y pa’ que luego no diga que no sabía, le recuerdo que Martí Batres, hijo pródigo de Bejarano, es su subsecretario de Gobierno. Cuando salga algo sobre él, ¿qué va a decir? Al final del día, lo importante realmente no es ni la Gran Conspiración, ni los videos, ni la corrupción en sí. Lo importante es la sacudida a la clase política y a la sociedad. Se reventó la burbuja de la honestidad valiente. Lo importante es que este mar de estiércol podrá abonar una política más honesta. Ahora sí hay que tener miedo a tomar dinero ajeno. Mucho miedo. O de perdis, más cuidado.
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